Twitter puede ser considerado un híbrido entre lo oral y lo escrito, pero presenta nuevas formas de leer y hablar en línea; de consumir y producir bienes culturales. Por eso, no creo conveniente catalogar este tipo de comunicación como un “texto hablado” o una “oralidad escrita”.
Tampoco sería adecuado incluirlo dentro de la categoría de “oralidad secundaria” de Walter Ong, más propia de la era de los medios masivos y no de los participativos y sociales como lo es Twitter (también llamados “postmasivos”). Quizás sea mejor incorporar una nueva categoría. Teniendo en cuenta que las pautas orales predominan en el ámbito virtual, y siguiendo a Ong, quizás sea útil referirse a una “oralidad terciaria”.
Esta “oralidad terciaria” retoma las especificidades de la secundaria y suma elementos como la ubicuidad, las narraciones colectivas y la instantaneidad en los intercambios comunicativos virtuales. Es propia de las culturas letradas que conviven en un entorno online, que consumen y también generan contenidos y bienes culturales de forma participativa.
Este último aspecto, que retoma lo indicado al comienzo del trabajo sobre Internet en general (y que merece todo un abordaje aparte), también da cuenta de la necesidad de una nueva categoría: se configuran nuevas formas de ser y de pensar, de organizar y acceder al conocimiento, así como sucedió con la invención de la escritura y, luego, con su masividad mediante la imprenta de Gutemberg .