La tecnología móvil e Internet se convirtieron en una “extensión” de nuestros cerebros: modificaron la manera en que nos relacionamos con otras personas, así como también en la forma y el momento en que consumimos distintos tipos de contenido, como los ya mencionados.
Desde hace unos 10 años, los móviles conviven con las personas de forma tal que se han vuelto casi imprescindibles. Como analista de comunicación y cultura, me interesa poder ahondar en los usos y posibilidades de los dispositivos móviles en la educación y poder analizar cuestiones como las siguientes: cómo poder integrar la ubicuidad propia de los smarthphones con las estrategias de aprendizaje universitario y cómo los alumnos y profesores pueden aprovechar las distintas características de la movilidad para mejorar la experiencia educativa.