Periodismo de calidad y más calidad

Varias veces he hablado y hablo con un colega periodista sobre la situación del periodismo en general y de Argentina en particular. Que los medios despiden periodistas, que los medios publican notas con errores (u horrores) de ortografía, que la misma información está en todos los medios porque nadie se encarga de buscar algo distinto sino tan sólo de refritar lo que ya publicó otro, que es difícil encontrar un modelo de negocios que permita que la profesión pueda sobrevivir… y así un sinfín de temas que nos zambullen en entretenidas y valiosas conversaciones e intercambio de ideas.

No hay dudas sobre algunos aspectos en los que ambos coincidimos: el periodismo está, desde hace varios años, en crisis. Ese es uno. Otro aspecto un tanto obvio es que necesita salir de esa crisis. Las razones de esa crisis son bien conocidas y han sido analizadas en infinidades de artículos, tesis, tuits y todo tipo de textos a lo largo y ancho del mundo.  Las posibles soluciones, también, muchas de ellas abocadas a encontrarle la vuelta a la financiación.

El asunto de la crisis y las soluciones nos apasiona. Y no es para menos: de eso depende el futuro de lo que también nos apasiona y, además, porque parece que nadie aún ha sido tocado con la varita mágica y nadie ha encontrado la vuelta de tuerca que se necesita para lograrlo.

Como bien escribí algunas oraciones atrás, muchas de las soluciones se enfocan en encontrar una forma de generar ingresos, por eso en esta ocasión la reflexión que quiero hacer va hacia otro lado: el periodismo en sí.

Toda crisis es una oportunidad para analizar, ver qué está mal, qué es lo que está bien. Toda crisis es una oportunidad para cambiar, para innovar. Y muchos medios de todo el mundo están en ese camino. El elemento primordial que está presente esos intentos de cambio, de innovación es brindar siempre periodismo de calidad. Más allá del formato, más allá del costo de suscripción, más allá de la plataforma. Siempre es periodismo de calidad. Periodismo que, dicho en términos criollos, vale la pena. Que vale la pena invertir tiempo en consumirlo. Que vale la pena pagarlo. Quiero compartir 4 sencillos casos sobre los que he leído en los últimas semanas y que me parecen grandes ejemplos de hacia dónde tiene que ir el periodismo. Ojalá sigan apareciendo más y más casos y muchos periodistas los tomen como modelo a seguir y los puedan implementar y adaptar en sus propias redacciones:

ABC News: este medio ha estado experimentando con el periodismo narrativo gráfico en plataformas digitales con la idea de poder llegar a un público más amplio y más joven, pero también de elaborar la cobertura de distintas noticias de nuevas maneras. Estas narraciones, de acuerdo a lo que ha explicado Jack Fisher, videoperiodista de ABC News, implican mucho trabajo de pre y post producción, por lo cual las elaboran en ciertos casos. Los resultados, de acuerdo a lo que reportan sus responsables, son muy buenos.

The New Yor Times: el tradicional diario estadounidense pone ahora sus esfuerzos en aumentar la cantidad de tiempo que cada usuario pasa en su sitio web. Y para que pase más tiempo allí no sólo le muestran contenido de calidad, con podcast, mapas e infografías hechas exclusivas para cada cobertura, lo que potencia la narración.

The Washington Post: este medio apostó a incluir en su staff a un apasionado meteorólogo que desde hace varios mantenía un particular blog sobre el clima del DC. Análisis y autocríticas, conversación real con la comunidad, participación activa y efectiva en redes sociales son algunos de los condimentos que hacen que este blog haya crecido tanto.

Die Welt: este diario alemán apuesta a los artículos de primera calidad, como entrevistas en profundidad con políticos, columnistas, artículos sobre construcción de viviendas e informes de investigación, que son las áreas en las que tienen la mayor cantidad de suscriptores. Lo más interesante de este caso es que los editores deciden qué contenido es premium, utilizando la puntuaciones de artículos del sistema analítico de Die Welt que se basan en el número de páginas vistas, el tiempo empleado en la página del artículo, las reproducciones de videos, las redes sociales, el porcentaje de rebote y la conversión de suscripción.

The Times of London: aquí adaptan el tono, el formato y las posibilidades de visualización para hacer que cada experiencia de usuario sea única.

 

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